Estados Unidos inició el despliegue de 4 mil agentes, principalmente infantes de Marina, en aguas de Latinoamérica y el Caribe con el objetivo de combatir a los cárteles del narcotráfico.
La operación incluye aviones, barcos y lanzamisiles, así como un submarino nuclear, aviones de reconocimiento P8 Poseidón y destructores, según informó primero CNN y fue confirmado por otros medios locales.
Un oficial citado por CNN describió la medida como “una muestra de fuerza” con fines principalmente disuasorios, aunque advirtió que la presencia militar permite al mando usar la fuerza si es necesario.
No obstante, algunas fuentes cuestionan la preparación de los marines para misiones antidrogas y sugieren que se necesitaría la colaboración de la Guardia Costera.
Un informe del Pentágono indica que el despliegue del buque de guerra en el Caribe forma parte de una estrategia que incluye la detención del presidente venezolano Nicolás Maduro.
El presidente Donald Trump autorizó el uso del ejército y toda la infraestructura militar necesaria para enfrentar organizaciones criminales internacionales consideradas “terroristas”, entre ellas el “Cártel de los Soles” vinculado a Maduro, el “Tren de Aragua”, el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Tradicionalmente, la lucha antidrogas recaía en la DEA, pero bajo el actual gobierno la tarea se amplió al ejército. En una carta reciente, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, afirmó que el Ejército tiene la misión de proteger la nación, lo que incluye controlar fronteras, frenar el tráfico de drogas y personas, y deportar inmigrantes ilegales en coordinación con el Departamento de Seguridad Nacional.