El líder opositor Lee Jae Myung tomó posesión este miércoles como nuevo presidente de Corea del Sur tras ganar las elecciones del martes.
En su discurso ante el Parlamento, Lee destacó la importancia de sanar las divisiones políticas causadas por el intento fallido de su antecesor, Yoon Suk Yeol, de imponer la ley marcial en 2024, y reafirmó su compromiso de mantener el diálogo abierto con Corea del Norte para lograr la paz en la península.
Lee afirmó que asumía la presidencia con un gran sentido de responsabilidad y se comprometió a trabajar por una república democrática que promueva el crecimiento económico y la felicidad de todos los ciudadanos.
“Construiré una nación segura y pacífica. La seguridad y la paz son los pilares de la felicidad pública. La seguridad es pan y la paz es economía”, dijo.
“Sanaremos las heridas de la división y la guerra y diseñaremos un futuro de paz y prosperidad”, subrayó en su discurso, según recogió el diario The Korea Times.
El nuevo presidente subrayó que evitar la guerra es la mejor forma de seguridad y aseguró que, aunque mantendrá una fuerte alianza militar con Estados Unidos para disuadir amenazas nucleares, también buscará mantener canales de comunicación con Corea del Norte para fomentar la paz.
Además, Lee anunció que su gobierno investigará a fondo el intento de ley marcial impulsado por Yoon para que los responsables rindan cuentas y evitar que algo similar vuelva a ocurrir.
También prometió reducir las divisiones políticas mediante la reconciliación y la solidaridad, y destacó que trabajará para todos los surcoreanos, sin importar a quién hayan apoyado en las elecciones.
Frente a los desafíos económicos y sociales actuales, Lee adelantó que lanzará un grupo de trabajo de emergencia para reactivar la economía y promover un gobierno de unidad y pragmatismo.
“La nueva Administración democrática (…) será un Gobierno de integración justa y flexibilidad pragmática”, explicó el nuevo mandatario.
El presidente destacó que la verdadera competencia se mide por la capacidad de unir al país y rechazó la política basada en el odio y la división.
Finalmente, Lee afirmó que Corea del Sur enfrenta un momento histórico de cambio global y crisis complejas, por lo que reconstruir la democracia, la paz y la dignidad nacional requerirá esfuerzo y paciencia.