El mal consiste en una alteración de las áreas nerviosas que controlan y coordinan los movimientos, donde se registra una alteración de la sustancia negra del cerebelo que disminuye la producción de dopamina, neurotrasmisor que interviene en la alteración con otras neuronas para llevar a cabo diversas funciones del organismo.
De acuerdo con neurólogos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), este padecimiento afecta a personas que están entre la quinta y sexta década de la vida y es altamente incapacitante.
Explicaron que además del factor hereditario, existen otras causas con las que se asocia y entre las que destacan, la ingesta de psicotrópicos, infecciones en el sistema nervioso central, intoxicaciones con monóxido de carbono, lesiones cerebrales, tumores, exposición a sustancias tóxicas, hemorragias, cisticercos, y malformaciones.
Este padecimiento se caracteriza por tres manifestaciones específicas: escasez de movimiento (acinesia), rigidez y temblor. Provoca dificultad para caminar, temblor, alteraciones en la coordinación de movimientos, rigidez muscular, problemas tanto respiratorios como en la deglución y en el control de secreciones.
Desafortunadamente se diagnostica tardíamente, cuando ya casi están lesionadas el 70 u 80 por ciento de las neuronas que producen la dopamina. Por ello, es importante la valoración por un especialista con amplia experiencia para descartar que el temblor de manos sea causado por algún tumor, infarto cerebral, por malformación intravenosa o alguna otra lesión orgánica definida, señalan.
Asimismo, los especialistas del IMSS refirieron que el diagnóstico es clínico y se complementa con estudios de laboratorio y gabinete, como la tomografía craneal computarizada, la resonancia magnética y la arteriografía cerebral. Si hay antecedentes familiares o hay exposiciones a ciertos tóxicos, entonces se correlacionan los datos y se trata esta enfermedad neurológica.
Por último, dijeron que el síndrome de Párkinson es incurable, pero se controla y para evitar la muerte prematura, existen diversas terapias farmacológicas con Pramitexol y Levodopa, así como los denominados agonistas dopaminérgicos, que contribuyen a proporcionar una mejor calidad de vida.