Clara elabora con mucha dedicación las palmas que vende afuera de la Catedral de Cuernavaca por la fiesta del Domingo de Ramos.
Desde hace varios años, familias de varios municipios de Morelos se instalan en la banqueta de la calle Hidalgo, frente a la Catedral de Cuernavaca, para vender sus palmas, previo al Domingo de Ramos.
En este pequeño corredor está Clara Ubaldo, una joven originaria de la comunidad indígena de Cuentepec, en Temixco. Ella llegó desde el viernes, alrededor de las seis de la tarde, porque su meta es vender, cuando menos, 200 figuras.
Una caja de cartón hace la función de una mesa y sobre ésta hay más de una docena de ramos de palma; cada uno cuesta 25 pesos, pero son de varios tamaños y formas.
Clara comenzó en esta actividad hace tres años, cuando se mudó a vivir con la familia de su pareja.
Al principio, dijo, fue complicado, pero su suegra, Julia, le tuvo paciencia y aprendió esta técnica en una semana.
Actualmente, comenta, tarda menos de 10 minutos en realizar cada figura.
De acuerdo con la tradición católica, las palmas se bendicen en la misa del Domingo de Ramos y se llevan a casa como un símbolo de protección.