No hacían los posibles ningún esfuerzo en la comunidad, visitando colonias, realizando reuniones, ganando plaza pues. Lo que dijeran dos o tres personas era suficiente. Imposible sea así en este momento, en el partido que tenga herramientas para la disputa electoral, porque los hay que de tan pocos se acomodan como les siente y su problema real, es la espera de señal de “con quien van” en coalición. Otro de los recursos que deben desterrar para la competitividad electoral.

No es ninguna situación personal con Ventura Valle, simplemente la referencia de los bruscos cambios que ha tenido la mecánica de selección de candidatos en el Partido Revolucionario Institucional, sobre todo a partir que perdieron el poder “aquí” y “allá”.

Ha servido el 2000 para cambiar condiciones de aquella vieja mecánica de quien no haga nada “aquí” y mueva sus piezas bien “allá”, no camina hacia ninguna parte. En el caso de los priistas El Caso Morelos va a ser tan peculiar que los señores de “allá” no van a arriesgar un solo voto: irán con el mejor posicionado al momento cronológico de la decisión. Está en juego la presidencia de la República y en el caso particular, la recuperación del gobierno del Estado. Y saben, porque han mandado medir, que tienen mucha oportunidad. Así que los movimientos “allá” ejecutados por personajes pequeños sobre todo, poco servirán cuando Los Números indiquen con quienes corren el menor riesgo. Aquello de “a mí me quiere mucho Peña” o “Moreira me dijo que voy bien”, son cosas de los días que gobernadores, presidentes del país, secretarios de Gobernación y presidentes de los partidos, determinaban encima de si eran rentables, conocidos o no. Ganaban por inercia, lo que cambió en 1988 un tanto, pero la persistencia en esas reglas caducas, llegaron hasta el 2000.

El PRI de oposición, hasta la llegada de Beatriz Paredes Rangel se asumió como tal. Esta brillante mujer es la que le coloca el sello de la seriedad y responsabilidad a su partido en el mosaico político de México. Fuera frivolidades y poses, los priistas que quisieran estar en el camión de los con posibilidades, tenía que esperar puntual en “la parada” para abordarlo. Varios aquí en Morelos van en él, pero no les ha sido fácil. Han perdido batallas electorales una y dos veces, han ganado, conocen ambos lados y la necesidad los ha obligado a ser serios y responsables, sobre todo los que saben que es pie-tierra, casa por casa y sin medir tiempos, como se ganan los espacios “aquí” y “allá”.

Importante lo de “aquí” que es el trabajo cotidiano, el conocimiento de la gente, la opinión de éstos, las tareas de estructurar un partido abandonado años, el establecimiento de las reglas que los hicieran competir en circunstancias de oposición. Se enfrentaban a un concepto incierto de la política, con la incertidumbre de si el PAN lo haría bien o cuando menos mejor que ellos. Inmóviles años algunos, otros tardaron en adaptarse, es cuando los jóvenes emanados en la antesala de la histórica derrota del nuevo milenio, salieron a la palestra. Ahí están los Peña Nieto, los propios hermanos Moreira, el actual gobernador de Nayarit, los Canek Vázquez o en Morelos quienes todos conocen para bien o mal con Manuel Martínez Garrigós al frente.

Sin embargo, se rehabilitaron muchos que cargaban con la derrota, caminando en otros frentes regionales o haciendo la talacha callada desde la base que quedaba, y hoy tienen de nuevo la posibilidad. El tiempo y la oportunidad para los jóvenes, pero nunca sobra el grano de la experiencia para condimentar bien el guiso.

Por ello, lo que se haya trabajado “aquí” y se cuide “allá” hará al candidato a gobernador, pero en el caso extremo que se polarice el tema, la cosa es sencilla: se van a Los Números. Que filias, que fobias, que cariños, que genuflexiones, que mandados o recaderos, que celestinos, ni que mozos de estribo. Van a poner al que garantice votos, se llame y apellide como sea. Votos, votos y más votos. Lo de “aquí” y “allá” es importante, pero “allá” van a decidirse por el que tenga Los Números “aquí”.