Preparar galletas de arroz inflado en casa es más sencillo de lo que parece. Con pocos ingredientes y un proceso rápido, puedes obtener una opción ligera para acompañar tus comidas o disfrutar entre horas sin complicarte.
Cada vez más personas buscan alternativas menos pesadas para complementar el desayuno o la cena, y las ricecakes se han vuelto imprescindibles. Funcionan como un tentempié práctico y permiten combinar toppings dulces o salados sin culpa. Además, representan una opción económica y accesible que puedes ajustar fácilmente a tus gustos.
Hacerlas en casa también permite controlar la calidad de los ingredientes, ideal si quieres reducir azúcares o grasas añadidas. Son útiles para quienes desean disminuir su consumo de pan o simplemente variar la rutina diaria. Su versatilidad facilita adaptarlas a diferentes preferencias, lo que las convierte en un recurso confiable y práctico.
El atractivo de esta receta radica en que, con productos comunes, puedes lograr un aperitivo saludable y delicioso. No requiere equipo especializado ni técnicas complejas: el arroz cambia por completo con un par de pasos sencillos, resultando perfecto para crear tostadas ligeras que van bien con mermelada, aguacate, chocolate o lo que más se te antoje.
Ingredientes
- 1 taza de arroz blanco
- 1 ½ tazas de agua
- 1 cucharada de sal
- 2 cucharadas de miel (opcional)
Preparación paso a paso
Comienza cocinando el arroz como de costumbre: colócalo en una olla con el agua y la sal, y deja que se cueza hasta quedar firme, sin exceso de humedad. Este punto es importante, ya que los granos deben mantenerse enteros para inflarse después sin romperse. No agregues grasa ni condimentos adicionales.
Una vez cocido, distribúyelo sobre una charola amplia y deja que se enfríe por completo. Este proceso permite que los granos se separen y evita que las galletas queden compactas. Ya frío, forma pequeñas tortitas presionando suavemente con las manos para obtener piezas planas y uniformes. Deben quedar compactas, pero no rígidas.
Para inflarlas, calienta un sartén amplio y coloca las tortitas una por una. El calor seco hará que se inflen y endurezcan sin necesidad de aceite. Cuando tengan una textura firme, retíralas y, si quieres un toque dulce, barnízalas con miel mientras aún están tibias. Si prefieres una versión salada, simplemente omite la miel. Déjalas reposar hasta que se endurezcan lo necesario para usarlas como galletas.
