La automedicación con vitaminas o suplementos puede parecer inofensiva, pero en personas con hipertensión representa un riesgo real. Aunque suelen considerarse “naturales” y seguros, algunos compuestos pueden alterar la presión arterial o interferir con los medicamentos recetados.

Suplementos que elevan la presión
Los productos que contienen efedrina, cafeína o guaraná deben evitarse, ya que estimulan el sistema nervioso y pueden causar un aumento considerable de la presión. También los suplementos para bajar de peso o aumentar la energía incluyen ingredientes como la sinefrina, presente en el extracto de naranja amarga, que acelera el ritmo cardíaco y eleva la tensión arterial.
Vitaminas y minerales con precaución
Aunque el sodio no es una vitamina, se encuentra en algunos suplementos efervescentes o multivitamínicos, y su exceso contribuye directamente a la hipertensión. Asimismo, consumir dosis elevadas de vitamina D o calcio sin control médico puede afectar la función renal y alterar la presión. El regaliz natural, presente en ciertos productos herbales, también puede elevarla al retener sodio y eliminar potasio.
Hierbas que pueden ser perjudiciales
Algunas hierbas populares en productos naturales pueden resultar contraproducentes. Entre ellas, el ginseng, el yohimbe y el ginkgo biloba, que modifican la circulación y potencian los efectos de los fármacos antihipertensivos. El extracto de té verde, por su contenido de cafeína, también puede aumentar la presión si se consume en exceso.

Alternativas seguras
Quienes padecen hipertensión deben priorizar una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, legumbres y granos integrales, que ya aportan los nutrientes necesarios sin recurrir a suplementos. En caso de requerirlos, es fundamental hacerlo bajo supervisión médica. Algunos como el magnesio, el potasio o el omega-3 pueden ser beneficiosos, pero solo si se administran correctamente.
“Natural” no siempre significa seguro. Antes de consumir cualquier producto, conviene revisar sus ingredientes, evitar los estimulantes y, sobre todo, seguir las recomendaciones de un especialista para mantener la presión arterial bajo control.
