La crema solar no debe reservarse solo para la exposición al sol en verano; es un cosmético que debería integrarse en el cuidado facial diario. Sin embargo, retirarla cada noche es igual de importante para que la piel pueda cumplir sus funciones de renovación, reparación y regeneración.
"A veces olvidamos que la piel tiene receptores y funciones que no deben bloquearse, ya que son esenciales para su salud. Hay que evitar que ciertos componentes puedan ocluir, obstruir o generar estrés cutáneo", explica el farmacéutico y divulgador Antonio Galdeano Fernández.
Omitir este paso puede alterar el equilibrio cutáneo, ya que la piel reacciona ante ciertos ingredientes combinados con el tiempo, la radiación, nuestras secreciones o el sudor. Esto puede obstruir los poros y favorecer el crecimiento de patógenos que alteran la flora o provocan inflamaciones.
Cómo retirar la crema solar según el experto
No todas las cremas se eliminan de la misma manera; depende del tipo de filtro que contengan. Los protectores químicos y físicos generan residuos distintos que podrían afectar el organismo.
"Los químicos son más difíciles de retirar porque parte de su composición se absorbe en capas profundas de la piel. Nuestro cuerpo terminará procesando estos activos, pero a veces es necesario acompañar la limpieza con técnicas más profundas", señala Galdeano Fernández.
Para comprobar si la piel está limpia, basta con observar signos de inflamación, irritación, exceso de sebo u obstrucción de los poros. Por ello, utilizar productos de calidad en la rutina es esencial.
"Los ingredientes deben ser mejores que la suciedad que buscamos eliminar. Además, la limpieza debe realizarse con cuidado, permitiendo que los activos químicos actúen y se retiren correctamente", agrega el especialista.
La doble limpieza se posiciona como la técnica más eficaz para eliminar residuos de distinta naturaleza. La limpieza con aceites ayuda a disolver maquillajes y cremas en profundidad, mientras que el gel limpia los componentes hidrófilos y lipófilos restantes. Esta combinación no solo asegura una piel limpia, sino que también nutre las zonas dañadas o deshidratadas.
"En verano, esta rutina es aún más importante por el uso constante de protector solar y la exposición a agentes como el cloro o la sal", concluye Galdeano Fernández.