El plástico no se biodegrada; se fragmenta en partículas que están presentes en el aire, el agua y los alimentos que consumimos.
La negociación del primer tratado global para frenar la contaminación por plásticos ha generado grandes expectativas. Cada vez es más evidente que el ritmo de producción y consumo es insostenible para el medio ambiente y que también repercute directamente en la salud humana.
El objetivo de esta regulación no es prohibir el plástico, un material versátil y económico que ha permitido avances en múltiples áreas, sino controlar el consumo masivo de productos de un solo uso, que se ha convertido en prácticamente un estilo de vida.
Problemas del plástico
El plástico no se descompone de manera natural; sus fragmentos invisibles se incorporan a la cadena alimentaria y al organismo humano. Una bolsa plástica dura solo 12 minutos en nuestras manos, mientras que cada minuto se compran un millón de botellas, según el Foro Económico Mundial.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente indica que cada minuto se arroja al mar el equivalente a un camión de basura lleno de plásticos. Esta situación provoca que, por cada tres toneladas de peces en el océano, haya una de plásticos.
Se estima que para 2050 la demanda de algunos tipos de plástico aumentará un 90 % con respecto a la actualidad. Hoy, la industria produce entre 430 y 460 millones de toneladas anuales.
Impacto en el cambio climático
La producción de plástico genera emisiones significativas de gases de efecto invernadero. Si no se limita, se prevé que para 2050 represente el 13 % de las emisiones de carbono, frente al 5,3 % actual.
El reciclaje tampoco soluciona el problema: solo se recicla el 9 % del plástico y menos del 1 % se procesa más de una vez. Desde la década de 1950 hasta hoy se han fabricado más de 9 mil millones de toneladas de plástico; aproximadamente el 75 % se ha convertido en desechos acumulados en vertederos o en la naturaleza. Para visualizarlo: ese volumen equivale al peso de 820 mil torres Eiffel, 25 mil edificios como el Empire State o 80 millones de ballenas azules.
Efectos sobre la salud humana
Numerosos estudios han demostrado la toxicidad de ciertos aditivos usados en plásticos y su impacto en la salud. Investigaciones recientes analizan la presencia de microplásticos en el organismo y su relación con múltiples enfermedades.
Megan Deeney, de la Escuela de Higiene & Medicina Tropical de Londres, recuerda que existen más de 1.600 químicos en los plásticos; una cuarta parte son peligrosos y menos del 6 % cuenta con regulación, mientras que dos tercios carecen de información pública sobre sus riesgos.
El médico estadounidense Leonardo Trasande señala que estos químicos se han relacionado con distintos tipos de cáncer, partos prematuros, problemas de crecimiento, obesidad infantil, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Regular la producción y consumo de plástico no es solo una medida ambiental: es una necesidad urgente para proteger la salud de las personas y preservar el planeta.