Hacer ejercicio regularmente es clave para controlar los niveles de glucosa en sangre, sobre todo en personas con prediabetes, diabetes o resistencia a la insulina. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que la hora del día en que se realiza la actividad física también influye en sus beneficios.
Un estudio publicado en la revista Obesity, de la Sociedad Americana de Obesidad, encontró que hacer ejercicio de moderado a intenso por la tarde o noche —específicamente entre las 6:00 p.m. y la medianoche— ayuda a reducir los niveles de glucosa de manera más efectiva que hacerlo en otros horarios.
La investigación se realizó con 186 adultos con sobrepeso u obesidad, a quienes se les dividió en tres grupos según el horario de su actividad física: mañana (6:00 a.m.–12:00 p.m.), tarde (12:00 p.m.–6:00 p.m.) y noche (6:00 p.m.–12:00 a.m.). Los resultados mostraron que los que se ejercitaban principalmente en la noche lograron mayores reducciones en la glucosa diurna, nocturna y general.
Estos efectos fueron más notables en personas con problemas para regular la glucosa, y se observaron por igual en hombres y mujeres.
Además, estudios recientes en Reino Unido y publicaciones como The New York Post y CNN respaldan estos hallazgos, señalando que el ejercicio después de las comidas, especialmente en la tarde o noche, puede evitar picos de azúcar en sangre al día siguiente.
A pesar de ello, los especialistas subrayan que lo más importante es mantenerse activo de forma constante. Si solo puedes hacer ejercicio en la mañana, sigue siendo beneficioso. Lo ideal es encontrar el horario que mejor se adapte a ti y a tus objetivos de salud.
Para quienes buscan controlar su glucosa, el ejercicio vespertino o nocturno puede ofrecer beneficios adicionales. Aun así, cualquier actividad física es mejor que ninguna, sin importar la hora.