Caminar es una de las actividades físicas más simples y beneficiosas para la salud. No requiere equipo especial ni una gran preparación, y hacerlo en el momento adecuado del día puede potenciar sus efectos positivos en el cuerpo y la mente.
La mejor hora para caminar varía según lo que busques mejorar: metabolismo, energía, sueño, digestión o estado de ánimo.
Beneficios de caminar según la franja horaria
Por la mañana:
Caminar al despertar, especialmente al aire libre, ayuda a regular el ritmo circadiano, lo que mejora el sueño y el equilibrio hormonal. Si lo haces en ayunas, también puedes favorecer la quema de grasa y el control del peso. Además, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés desde temprano.
Después de comer:
Un paseo ligero entre dos y cinco minutos tras las comidas ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre, mejora la digestión y evita el reflujo. Esta práctica es especialmente beneficiosa para personas con diabetes o resistencia a la insulina.
Por la tarde:
Es ideal para combatir la fatiga mental y física que suele aparecer a media jornada. Una caminata corta a esta hora aumenta la energía y la concentración, además de reducir el sedentarismo, lo que previene enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
Al atardecer:
Caminar tras el trabajo ayuda a reducir el estrés, bajar el ritmo y prepararse para una noche tranquila. Estar en contacto con la naturaleza o caminar por un entorno sereno mejora el ánimo y facilita el descanso nocturno.
Por la noche:
Contrario a lo que se cree, caminar por la noche no interfiere con el sueño. Si se realiza con suavidad y al menos una hora antes de dormir, ayuda a relajarse y a mejorar la calidad del sueño. También favorece la digestión tras la cena.
Elegir el momento adecuado para caminar según tus necesidades puede marcar una gran diferencia en tu bienestar diario. Lo más importante es mantener la constancia y adaptar esta rutina a tu estilo de vida.