Este 6 de enero celebramos la llegada de los Reyes Magos, los sacerdotes eruditos que, según el evangelio de Mateo, fueron los primeros en rendirle homenaje al niño Jesús. A razón de ello, te compartimos la historia del cuarto Rey Mago que no llegó a Belén.
De acuerdo con la tradición cristiana, fueron tres sacerdotes los que ofrendaron a Jesucristo oro, incienso y mirra. Cada elemento tenía un significado específico: El oro aclamaba a Jesús como Rey de Reyes, el incienso aclamaba a Jesús como Dios y la mirra reconocía a Jesús como hombre mortal.
Sin embargo, poco se ha hablado de Artabán, quien pudo haber sido el cuarto rey mago que llegaría a Belén junto a Melchor, Gaspar y Baltasar.
El cuarto Rey Mago, ¿quién era realmente Artabán?
De acuerdo con el libro Artabán, El Cuarto Rey Mago, de Adrián Sosa Nuez, el cuarto rey era un alquimista reconocido que vivía en la ciudad de Asur en el antiguo imperio de Persia, territorio en el hoy se encuentra Irán.
Según esta teoría, Artabán se citó con los otros tres sacerdotes en la ciudad de Borsippa en Mesopotamia, actualmente Irak, y en el camino se encontró con un hombre malherido que fue asaltado y golpeado, lo cual le hizo retrasar su encuentro con Melchor, Gaspar y Baltasar.
Para cuando Artabán llegó a Borisppa, sus compañeros ya se había marchado, por lo que decidió continuar su camino a Belén solo. Cuando llegó a su destino, todos ya habían huido a Egipto, por lo que no pudo ver a Jesús y además fue testigo de la matanza de los inocentes.
Artabán fue encarcelado en Jerusalén por evitar el asesinato de un niño y cuando fue liberado presenció la crucifixión de Cristo. Se dice que ese mismo día la tierra tembló y el suelo se reblandeció, provocando que una piedra cayera, lo golpeara en la cabeza y quedara inconsciente. Algunas versiones aseguran que Artabán murió tras el golpe.