El estudio japonés Level-5, conocido por franquicias como Ni no Kuni y Inazuma Eleven, enfrenta un intenso debate en redes sociales luego de que una publicación viral asegurara que la compañía utilizaba inteligencia artificial para escribir entre el 80% y 90% de su código.

La afirmación generó preocupación entre jugadores y desarrolladores, quienes cuestionaron el impacto de esta tecnología en el proceso creativo.

Ante la magnitud del tema, Akihiro Hino, CEO de Level-5, decidió responder públicamente a través de X.
En su mensaje, aclaró que la información difundida es falsa y que la polémica provino de un malentendido relacionado con un proyecto aún no anunciado, cuyo eje temático es precisamente la inteligencia artificial.

Según explicó, un programador mencionó experimentar con código generado por IA como un concepto a futuro, comentario que —fuera de contexto— se transformó en una afirmación generalizada sobre toda la empresa.

Hino reconoció que la IA ya forma parte del trabajo de muchos estudios y que Level-5 también la utiliza, pero únicamente para mejorar la eficiencia en ciertas tareas.
Sin embargo, desmintió que la automatización sea responsable del grueso del desarrollo y aseguró que, si eso fuera posible, estarían “años por delante del resto de la industria”.

El directivo defendió a la inteligencia artificial como un recurso creativo y señaló que su mala reputación puede dificultar su verdadero aporte. Comparó su uso con otros avances tecnológicos que, bien aplicados, pueden abrir nuevas oportunidades sin reemplazar el talento humano.

De hecho, destacó que herramientas de IA podrían, en el futuro, reducir los ciclos de creación de juegos AAA —que actualmente tardan entre cinco y diez años— a solo dos, algo que transformaría completamente el sector.

Hino cerró su postura con una visión a largo plazo: su deseo de ver cómo la industria evoluciona y supera los límites actuales. Para ello, cree fundamental que creadores y jugadores entiendan que la IA no es un enemigo, sino una herramienta dirigida por personas, cuyo valor dependerá de cómo se utilice dentro del proceso creativo.