Las futuras redes 6G no solo ofrecerán mayor velocidad: también podrán funcionar como sistemas avanzados de detección.
Gracias a la tecnología de Detección y Comunicación Integradas (ISAC), las antenas y torres actuales de 5G podrán utilizarse como sensores capaces de identificar la ubicación y el movimiento de objetos y personas, sin necesidad de instalar nuevos dispositivos.
La asociación 3GPP, responsable de definir los estándares de telecomunicaciones, trabaja desde diciembre de 2023 en el desarrollo de especificaciones para la sexta generación móvil.
Aunque su implementación llevará varios años, empresas como LG U+ ya analizan cómo esta evolución transformará las redes en plataformas inteligentes capaces de percibir su entorno.
En un libro blanco reciente, la operadora explicó que ISAC permitirá que la infraestructura ya existente funcione como una matriz de sensores masivos.
Esto es posible porque las antenas y radares usados actualmente en estaciones base comparten características técnicas que facilitan registrar pequeñas variaciones en las ondas electromagnéticas que rebotan en objetos o personas en movimiento.
Con ello, las redes podrán detectar cruces peatonales, obstáculos en la vía, actividad humana o alteraciones en áreas específicas, sin que los usuarios deban portar un sensor o dispositivo de rastreo.
Para sectores como la conducción autónoma, las fábricas inteligentes o las ciudades conectadas, ISAC podría marcar un salto tecnológico al ofrecer información en tiempo real con gran precisión.
Además, esta capacidad abre la puerta a servicios convergentes, como la creación de gemelos digitales basados en datos del entorno.
La tecnología permitirá recrear escenarios para monitorear operaciones industriales, gestionar tráfico o anticipar riesgos, consolidando una nueva generación de aplicaciones basadas en datos sensoriales.
LG U+ señaló que ya participa activamente en la investigación y estandarización del 6G dentro del 3GPP.
Otras compañías, como Huawei y Qualcomm, también exploran desde hace años el potencial de ISAC, que podría convertirse en uno de los pilares centrales de la conectividad futura.
