Las principales empresas tecnológicas están mirando al espacio como la nueva frontera para la computación.
En su carrera por desarrollar inteligencia artificial (IA) cada vez más avanzada, compañías como Google, SpaceX y startups emergentes como Starcloud han comenzado a explorar la posibilidad de instalar centros de datos en órbita, aprovechando la energía solar y las condiciones únicas del entorno espacial.
Esta semana, la startup estadounidense Starcloud envió al espacio un satélite del tamaño de un refrigerador que contiene una GPU de Nvidia, marcando lo que la empresa calificó como un “debut cósmico” de los centros de datos espaciales.
Según su director ejecutivo, Philip Johnston, construir centros de datos fuera de la Tierra pronto podría ser más eficiente que hacerlo en el planeta, gracias al suministro constante de energía solar y a la facilidad para mantenerlos refrigerados.
Por su parte, Google anunció que lanzará satélites de prueba en 2027 dentro de su proyecto Suncatcher, enfocado en aprovechar la energía solar para impulsar los sistemas de IA.
En tanto, Elon Musk afirmó que SpaceX podría desplegar centros de datos en órbita el próximo año mediante su red de satélites Starlink, la misma que lanzó el satélite de Starcloud al espacio.
Sin embargo, los desafíos técnicos son considerables.
Expertos como Krishna Muralidharan, profesor de ingeniería de la Universidad de Arizona, señalan que los centros de datos espaciales podrían ser viables en la próxima década, aunque otros, como Jeff Bezos (Blue Origin), estiman que tomará el doble de tiempo.
Las principales dificultades radican en la radiación, las temperaturas extremas y el riesgo de impactos con basura espacial, además de los altos costos de lanzamiento.
Aun así, los defensores de esta iniciativa sostienen que los centros de datos en el espacio serían más sostenibles, ya que consumirían menos agua y aprovecharían de forma continua la energía solar.
Algunos proyectos buscan sincronizar los satélites con la órbita del sol para recibir luz constante y maximizar la eficiencia energética.
Según Travis Beals, líder del proyecto Suncatcher, los costos de operar centros de datos espaciales podrían igualar a los terrestres hacia mediados de la década de 2030, a medida que disminuyan los precios de lanzamiento.
Mientras tanto, las grandes tecnológicas continúan invirtiendo miles de millones de dólares en energía, incluida la nuclear, para mantener el crecimiento exponencial de la IA.
Y aunque el espacio presenta nuevos retos, también ofrece una promesa: un futuro donde la computación más avanzada se impulse desde más allá de nuestro planeta.
