El lanzamiento de los nuevos iPhone 17 Pro ha estado acompañado de una polémica bautizada en redes como “Scratchgate”, luego de que varios usuarios compartieran imágenes donde se apreciaban supuestos arañazos en la parte trasera de los dispositivos, especialmente en el modelo Deep Blue.

Las quejas surgieron a pocas horas de que los equipos llegaran a tiendas, lo que generó dudas sobre la resistencia del chasis de aluminio de la nueva generación.

Incluso, medios como Bloomberg reportaron que visitantes de la Apple Store detectaron imperfecciones alrededor del anillo MagSafe en unidades de exhibición.

Apple salió al paso de la controversia y aclaró al medio especializado 9to5Mac que no se trata de arañazos permanentes, sino de “transferencia de material” causada por el uso de soportes MagSafe antiguos y desgastados en las tiendas.

La compañía aseguró que basta con limpiar el área afectada para que las marcas desaparezcan y confirmó que ya está reemplazando los accesorios responsables de este problema.

El fenómeno no se limita al iPhone 17 Pro: algunos modelos de iPhone 16 y el iPhone Air de exposición también presentaron marcas similares. No obstante, Apple recalcó que se trata de un inconveniente puntual en unidades de muestra y no de un defecto de fabricación.

Otra parte de la polémica gira en torno a los bordes del módulo de cámaras, que algunos usuarios reportaron con arañazos profundos.

De acuerdo con iFixit, esto se debe a que sus esquinas son especialmente afiladas y pueden provocar que la capa anodizada se desgaste más rápido.

Esto ha encendido el debate sobre si Apple cambió el material respecto a generaciones anteriores.

Ante ello, Apple defendió que el diseño es similar al de otros productos de aluminio anodizado como las Mac y que todos los modelos han sido sometidos a pruebas rigurosas.

La compañía reconoció, sin embargo, que es normal que los dispositivos presenten pequeñas abrasiones con el uso cotidiano, algo que forma parte del desgaste habitual de cualquier equipo electrónico.