Enviar electricidad sin cables parecía un concepto futurista, pero la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de Estados Unidos (DARPA) acaba de demostrar que está más cerca de lo que pensamos.
En una prueba reciente realizada en Nuevo México, el equipo de DARPA logró enviar 800 vatios —lo que consume un microondas a media potencia— a una distancia de 8.6 kilómetros, usando solo un láser y células solares comerciales.
Este experimento forma parte del programa POWER, cuyo objetivo es explorar nuevas maneras de transmitir energía a larga distancia. El sistema se diseñó, construyó y probó en apenas tres meses, algo inusual para proyectos de esta complejidad.
Lo más sorprendente es que el receptor usó tecnología disponible en el mercado: células solares comerciales, un espejo cónico y ópticas especiales que captan y redirigen el haz de luz hacia los paneles fotovoltaicos para convertirlo en electricidad.
Aunque la eficiencia de conversión es baja —alrededor del 20 %—, el objetivo no era optimizar el rendimiento, sino comprobar la viabilidad técnica de transmitir energía real a distancias relevantes, algo que hasta ahora se había quedado en pruebas menores. Para ponerlo en perspectiva, el récord previo documentado era de 230 vatios enviados a solo 1.7 kilómetros.
El láser, clave en esta transmisión, tiene ventajas sobre otras tecnologías como las ondas de radio o microondas, que requieren antenas gigantes para lograr un haz concentrado.
A diferencia de éstas, el láser puede mantenerse enfocado con precisión a largas distancias, siempre que las condiciones sean favorables. Su gran reto, sin embargo, sigue siendo la dispersión por niebla, nubes o polvo, donde otras tecnologías aún ganan en fiabilidad.
Durante la prueba, el equipo incorporó soluciones innovadoras como ópticas difractivas y sistemas de refrigeración integrados, desarrollados sobre la marcha con impresión 3D. Estas mejoras no estaban previstas en un inicio y demuestran la flexibilidad del proyecto.
Aunque todavía quedan retos enormes por resolver —como aumentar la potencia, mejorar la eficiencia y asegurar la operación en cualquier clima—, esta demostración de DARPA abre la puerta a un futuro en el que la transmisión inalámbrica de energía podría ser una realidad práctica.
Redes de energía sin cables, drones o bases remotas alimentadas desde kilómetros de distancia, o incluso satélites capaces de enviar electricidad a la Tierra, son escenarios que esta tecnología empieza a acercar a la vida real.