Durante años, dar acceso completo a la galería del teléfono fue una decisión automática. Un clic por comodidad. Pero en plena era de la inteligencia artificial, esa costumbre inocente puede poner en riesgo más de lo que imaginas. Una reciente función de Meta, la empresa detrás de Facebook e Instagram, ha encendido las alarmas sobre lo que realmente sucede con nuestras imágenes, incluso aquellas que nunca compartimos.
Tus fotos privadas, no tan privadas
Meta ha comenzado a probar en Estados Unidos una función que propone crear “ideas creativas” con fotos que están en tu móvil, aunque no las hayas publicado. Para ello, selecciona imágenes directamente desde tu galería y las sube a su nube. Y al aceptar esta herramienta, también aceptas que esas fotos y videos sean analizados por su sistema de inteligencia artificial, incluyendo el reconocimiento facial de quienes aparezcan en ellos.
Aunque Meta asegura que, por ahora, no entrena su IA con esas imágenes, no descarta hacerlo en el futuro. La posibilidad de que estas prácticas se extiendan a otros países es real. Por eso, conviene tomar precauciones desde ya.
Cambiar el hábito: un pequeño paso, gran diferencia
Tanto Android como iOS permiten limitar el acceso a las fotos desde los ajustes del dispositivo. En lugar de permitir que una app vea toda tu galería, puedes darle acceso solo a las imágenes específicas que decidas compartir. Puede parecer un paso adicional, pero protege tu privacidad de forma mucho más efectiva.
Aceptar sin leer: el riesgo silencioso
Uno de los mayores problemas es que solemos aceptar términos y condiciones sin detenernos a revisar qué implican. Pero en la era digital, eso significa dar permiso a empresas para acceder a información personal, incluso sensible. Algunas compañías ya han utilizado bases de datos con imágenes privadas, incluso de menores, para entrenar sus sistemas de IA.
Más allá de lo publicado
El hecho de que una foto no se haya compartido en redes no significa que esté segura. Si una aplicación tiene acceso total a tu galería, podría estar utilizando o analizando esos contenidos sin que lo sepas. Y lo que hoy es una función experimental, mañana podría ser parte del funcionamiento cotidiano de muchas plataformas.
Lo que alguna vez fue un simple clic por conveniencia, hoy puede representar una cesión innecesaria de tus datos más personales. Por eso, revisar y limitar los permisos de las apps no es solo una buena práctica: es una forma de recuperar control sobre tu privacidad digital. En un mundo donde la tecnología avanza más rápido que la regulación, protegerse depende cada vez más de nuestras propias decisiones.