Un análisis de más de 42.000 estudios científicos y patentes ha revelado que la gran mayoría de los avances en visión artificial tienen como objetivo principal observar y rastrear a los seres humanos. Esta tecnología, que permite a las máquinas interpretar imágenes y videos, se utiliza ya en deportes, salud, automóviles autónomos y redes sociales. Sin embargo, detrás de su crecimiento se esconde una fuerte orientación hacia la vigilancia masiva.
El estudio, publicado en la revista científica Nature, fue realizado por investigadoras de universidades de Europa y Estados Unidos. Examinaron 19.000 artículos presentados en conferencias clave del sector desde 1990 y 23.000 patentes relacionadas. Los resultados son contundentes: el 90% de los estudios y el 86% de las patentes analizan datos humanos, especialmente del cuerpo, el rostro y los espacios en los que se mueven las personas.
A lo largo de las décadas, la visión artificial ha pasado de ser un campo experimental a una herramienta habitual, pero también ha dado lugar a un ecosistema tecnológico centrado en el control y la vigilancia automatizada. Desde 1990, la producción de investigaciones sobre este tema se ha quintuplicado, y cada vez es más común que se emplee un lenguaje neutro o ambiguo en los estudios para no mencionar directamente a los humanos como su objeto principal.
Según Abeba Birhane, investigadora del Trinity College de Dublín y una de las autoras del estudio, este crecimiento se debe a varios factores: los avances técnicos, la falta de crítica ética en el desarrollo tecnológico, el apoyo institucional y la financiación por parte de gobiernos e industrias interesados en sistemas de control. Estados Unidos lidera la producción científica en visión artificial, seguido por China y el Reino Unido. Ambos países dominan este campo, en parte debido a sus estructuras políticas y su conexión entre el desarrollo tecnológico y la seguridad nacional. Empresas como Palantir, Anduril y OpenAI colaboran activamente con el gobierno estadounidense en proyectos relacionados con la vigilancia y el control de personas.
El investigador australiano Jathan Sadowski, que comenta el estudio en la misma revista, advierte sobre una tendencia preocupante: los términos usados en los estudios tienden a deshumanizar, refiriéndose a los humanos como “objetos”. Para él, esto refleja el poder de las grandes corporaciones y las instituciones de seguridad en la dirección que está tomando la inteligencia artificial.