Una nueva tendencia en redes sociales ha generado preocupación entre expertos y técnicos: usuarios están metiendo sus iPhones en la nevera para enfriarlos durante las altas temperaturas del verano. Aunque parezca una solución rápida al sobrecalentamiento, esta práctica puede causar daños graves e irreversibles.
El iPhone, como muchos otros dispositivos electrónicos, tiene mecanismos internos para regular el calor: reduce el brillo de la pantalla y baja el rendimiento del procesador cuando detecta temperaturas elevadas. Sin embargo, exponerlo a cambios térmicos bruscos, como pasar de más de 40 °C a los 4 °C de una nevera, puede provocar condensación interna, daños en la batería y microfracturas en los sellos del equipo, lo que compromete incluso su resistencia al agua.
Casos como el del tiktoker Carlos Ortega, que olvidó su teléfono en el congelador por dos horas, muestran el riesgo real: pantalla dañada, problemas de carga y fallos en el funcionamiento general del dispositivo.
Apple, según rumores, trabaja en una solución para modelos futuros como el iPhone 17 Pro, que incluiría una cámara de vapor para mejorar la refrigeración interna. Mientras tanto, los expertos recomiendan medidas más seguras:
1. Apagar el iPhone si se calienta demasiado.
2. Evitar cargarlo mientras está caliente.
3. Retirar la funda y dejarlo en un lugar fresco sin usarlo.
4. No exponerlo al sol directamente ni dejarlo en superficies calientes.
Aunque el contenido viral pueda parecer inofensivo, meter tu teléfono a la nevera no es una solución y podría dejarte sin dispositivo en pleno verano.