Cada vez más personas utilizan la frase “escribe como un humano” al interactuar con inteligencia artificial, esperando así obtener textos más cálidos y naturales. Sin embargo, esta instrucción suele tener el efecto contrario: puede generar resultados imprecisos, exagerados y poco profesionales.
Aunque la intención es buena —evitar textos robóticos—, la expresión “como un humano” es ambigua para un sistema entrenado con millones de ejemplos reales. En lugar de producir un estilo natural, la IA tiende a exagerar lo que interpreta como “humano”: frases hechas, exclamaciones innecesarias y un tono informal que muchas veces no encaja con el propósito del mensaje.
Además, al no especificar el tipo de texto deseado, el sistema intenta adivinar el tono y la intención, lo que lleva a errores frecuentes y a resultados que requieren corrección manual. Esto es especialmente problemático en entornos profesionales, académicos o técnicos, donde se necesita claridad y precisión.
Para obtener mejores textos, lo más eficaz es dar instrucciones concretas. Por ejemplo:
“Escribe un mensaje cordial y breve, como si fuera entre compañeros de trabajo” o
“Redacta un artículo informativo con tono formal y directo”.
También es útil proporcionar ejemplos o describir con claridad el público objetivo y el estilo deseado.
En resumen, más que pedir que un texto “suene humano”, es importante definir claramente lo que se busca. Así, la IA puede ofrecer contenidos más adecuados, naturales y alineados con tus necesidades reales.