Lo que antes parecía parte de una película de ciencia ficción, hoy comienza a hacerse realidad. La startup Odyssey, apoyada por Edwin Catmull, cofundador de Pixar, ha lanzado una inteligencia artificial que permite a los usuarios sumergirse en mundos virtuales generados en tiempo real, una tecnología que promete cambiar el entretenimiento digital.
¿Cómo funciona?
Odyssey combina IA generativa, gráficos 3D y navegación libre al estilo videojuego en primera persona. Los usuarios pueden ingresar indicaciones en texto o imágenes, y el sistema crea automáticamente un entorno visual interactivo usando potentes clústeres de GPUs distribuidos entre Estados Unidos y Europa.
El resultado: experiencias virtuales personalizadas en las que el usuario puede moverse usando las teclas clásicas WASD, como si estuviera dentro de un videojuego. Las escenas generadas son compatibles con motores gráficos como Unreal Engine y Blender.
Aunque los gráficos aún no son completamente realistas —recuerdan más a una versión borrosa de Google Street View—, lo impresionante es que el entorno nace y desaparece en tiempo real, reaccionando a cada movimiento del usuario.
Mundos extraños, fascinantes e inestables
Actualmente, la plataforma ofrece tres escenarios gratuitos para explorar: un bosque con una cabaña, un centro comercial y un estacionamiento. Cada recorrido dura 2 minutos y medio, pero se puede repetir las veces que se desee. Los objetos dentro del entorno reaccionan de manera variable: algunos siguen reglas físicas, otros no; una puerta puede ser cruzable o convertirse en una pared, lo que da un aire surrealista a la experiencia.
¿El futuro del entretenimiento?
Aunque Odyssey aún está en fase experimental, su tecnología abre la puerta a nuevas formas de contar historias. Según Catmull, la IA no está pensada para reemplazar a los creadores, sino para potenciar la creatividad, permitiendo construir mundos únicos al servicio de una narrativa.
Por ahora, esta herramienta no sustituirá a los videojuegos ni al cine, pero marca el inicio de una nueva era inmersiva, donde el usuario no solo ve o escucha una historia: la explora, la vive y la moldea con su imaginación.