La automatización industrial avanza con fuerza, y los robots humanoides ya están dejando de ser ciencia ficción para incorporarse a las líneas de producción. La startup estadounidense Figure anunció en 2024 su colaboración con BMW, integrando su modelo Figure 02 en la planta del fabricante alemán en Carolina del Sur. La iniciativa, respaldada por inversiones de gigantes como Microsoft, Nvidia, Amazon y el OpenAI Startup Fund, marca un hito en la industria automotriz.
Uno de los momentos clave fue cuando varios robots humanoides completaron un turno de 20 horas ensamblando piezas del modelo X3, demostrando avances importantes en eficiencia. Aunque por ahora solo realizan tareas específicas, como manipular componentes metálicos en la zona de soldadura, el objetivo es ampliar su uso en la fábrica antes de que finalice el año.
Este paso representa el primer experimento formal en Occidente de robots humanoides autónomos trabajando dentro de un entorno industrial real. Pero mientras Estados Unidos y Europa dan sus primeros pasos, China lleva la delantera. En 2024, durante la Conferencia Mundial de Robots en Pekín, se presentaron más de veinte modelos avanzados, algunos ya en funcionamiento en fábricas como NIO o FAW-Volkswagen, en tareas de control de calidad y montaje.
Sin embargo, esta revolución tecnológica plantea un desafío laboral. Según Goldman Sachs, el mercado de robots humanoides alcanzará los 38 mil millones de dólares para 2035. Y Citibank estima que en 2050 podrían coexistir con nosotros más de 600 millones de estas máquinas. Se prevé que para 2030, el 15% de los empleos actuales podrían ser reemplazados por automatización, especialmente aquellos con menor calificación.
Aunque el Foro Económico Mundial proyecta la creación de 133 millones de nuevos empleos, estos requerirán habilidades técnicas que no todos los trabajadores poseen hoy. Así, la pregunta no es solo cuántos trabajos desaparecerán, sino quién estará preparado para los que vienen.
En definitiva, el avance de los robots humanoides es imparable, pero el verdadero reto será adaptarse a un mundo donde convivir con ellos será parte de la rutina laboral.