Aunque Estados Unidos y China lideran actualmente en el desarrollo de inteligencia artificial (IA), los expertos advierten que la verdadera batalla tecnológica no estará en quién tenga el modelo más potente, sino en quién logre crear los mejores agentes de IA: sistemas autónomos capaces de tomar decisiones por sí mismos para alcanzar objetivos concretos.
Hasta ahora, las grandes potencias han centrado su competencia en la creación de modelos de lenguaje avanzados, como Gemini de Google o Qwen de Alibaba, que destacan en velocidad o habilidades específicas. Sin embargo, las métricas actuales dejan de ser útiles a medida que las capacidades de los modelos se igualan entre competidores.
Según investigadores como Arthur Lai (Macquarie) y Jason Corso (Universidad de Michigan), lo realmente relevante ya no es la potencia del modelo, sino su capacidad para generar valor real a los usuarios. En ese sentido, los agentes de IA representan el siguiente gran paso: son sistemas que pueden planear, analizar y ejecutar tareas sin instrucciones paso a paso.
Esta autonomía convierte a los agentes en la clave del futuro de la IA, no solo para aplicaciones comerciales, sino también en ámbitos estratégicos como la defensa o la economía global. Así, mientras los modelos compiten en rendimiento técnico, los agentes serán el nuevo eje de la innovación y del poder tecnológico mundial.