opción puede estar afectando su rendimiento con el tiempo. Este ajuste, presente en la mayoría de televisores inteligentes, mantiene el sistema en un modo de espera que consume más energía y deja múltiples procesos funcionando en segundo plano, como si fuera un ordenador.
La idea del "inicio rápido" es reducir el tiempo de encendido, pero a largo plazo puede causar problemas como lentitud en los menús, fallos en apps de streaming o desconexiones de red. Esto ocurre porque las aplicaciones no se reinician del todo, lo que provoca errores acumulativos similares a los que sufre una computadora cuando no se reinicia con frecuencia.
La solución es sencilla: desactivar el "inicio rápido" desde el menú de configuración del televisor. Así, cada vez que lo enciendas, hará un "arranque en frío", como si reiniciaras un ordenador. Aunque esto implica esperar algunos segundos más al encenderlo, permite que el sistema funcione de forma más fluida y estable durante el uso diario.
Además de mejorar el rendimiento, también reduce el consumo eléctrico, lo que supone un ahorro en la factura de luz.