Bad Bunny se mantiene como el artista más escuchado del mundo en 2025, con más de 19 mil 800 millones de reproducciones en Spotify, una cifra que confirma su alcance global y lo consolida no solo como un fenómeno musical, sino también como una figura de impacto social y político dentro de la cultura latina.
Nacido el 10 de marzo de 1994 en Vega Baja, Puerto Rico, Benito Antonio Martínez Ocasio comenzó su camino musical de forma autodidacta, creando canciones desde su computadora y explorando géneros como la bachata, la música disco, el trap y el reggaetón.
Su irrupción en la escena ocurrió en 2016 y, desde entonces, su carrera ha evolucionado de la música urbana comercial hacia una propuesta cada vez más consciente y discursiva.
Del escenario global al Super Bowl 2026
El próximo 8 de febrero de 2026, Bad Bunny será el encargado del show de medio tiempo del Súper Tazón, una decisión que la NFL justificó por su popularidad internacional y su capacidad de conectar con audiencias masivas.
Sin embargo, su elección provocó reacciones negativas de sectores conservadores en Estados Unidos, incluido el presidente Donald Trump, quien criticó la decisión y minimizó la figura del cantante.
La polémica aumentó tras una aparición del artista en Saturday Night Live, donde defendió su participación como un logro para la comunidad latina y lanzó un mensaje directo al público estadounidense. A pesar de las críticas, la NFL mantuvo su postura y confirmó su presentación.
El cantante también ha sido abierto en su rechazo a las políticas migratorias del actual gobierno estadounidense.
Como muestra de ello, decidió excluir a Estados Unidos de su gira Debí tirar más fotos, al expresar preocupación por posibles operativos migratorios durante sus conciertos.
Música, activismo e identidad
Más allá de los escenarios, la evolución de Bad Bunny refleja un tránsito artístico que explica su peso en la conversación pública.
Tras iniciar en el trap con temas como Diles, amplió su propuesta hacia sonidos caribeños y urbanos de gran alcance con canciones como Safaera y Callaíta.
Posteriormente, incorporó mensajes sociales y de género en piezas como Ella perrea sola y Andrea, que abrieron debates sobre feminismo y violencia contra las mujeres.
Desde 2019, el artista ha asumido un papel activo en las protestas y denuncias sobre la situación política y social de Puerto Rico.
Canciones como El Apagón evidencian su postura crítica frente a los problemas estructurales de la isla.
Su álbum más reciente, Debí tirar más fotos, es considerado uno de los trabajos más políticos de su carrera.
En él aborda temas como la gentrificación, la identidad latina y la diáspora puertorriqueña, con canciones como Lo que le pasó a Hawai y Nuevayol, esta última inspirada en la salsa clásica y en la experiencia latina en Estados Unidos.
Impacto en México
Bad Bunny atraviesa este momento de máxima visibilidad mientras realiza su gira mundial, que esta semana contempla cuatro conciertos en el Estadio GNP de la Ciudad de México.
De acuerdo con la Canaco Servytur, se estima que estas presentaciones generen una derrama económica superior a los 3 mil millones de pesos, confirmando que su influencia trasciende lo musical para impactar también en el ámbito económico y cultural.
Con millones de oyentes, escenarios globales y un discurso cada vez más claro, Bad Bunny se consolida como una de las voces latinas más influyentes de su generación.
