A dos semanas de su fallecimiento, se ha confirmado la causa de muerte del actor estadounidense Michael Madsen, reconocido por su trabajo en películas como Perros de Reserva y Kill Bill Vol. 2, bajo la dirección de Quentin Tarantino.
El intérprete fue encontrado sin vida en su casa de Los Ángeles a inicios de julio, en un hecho que tomó por sorpresa tanto a sus seguidores como a sus seres cercanos.
Según información compartida por sus representantes y el medio especializado TMZ, Madsen murió a los 67 años a causa de un paro cardiaco.
El certificado de defunción emitido por el Médico Forense del Condado de Los Ángeles detalla que el paro fue provocado por una miocardiopatía, enfermedad arterial coronaria, alcoholismo crónico y enfermedad tromboembólica, esta última relacionada con la formación de coágulos que obstruyen vasos sanguíneos.
Aunque el actor enfrentó problemas de adicciones a lo largo de su vida, fuentes cercanas afirmaron que llevaba varios meses sobrio y se encontraba en proceso de recuperación, lo que hizo que su muerte fuera aún más inesperada. También se encontraba lidiando con una fuerte depresión.
Michael Madsen nació el 25 de septiembre de 1957 en Chicago. Inició su carrera en el teatro, participando en la prestigiosa compañía Steppenwolf junto a figuras como John Malkovich. Su debut fue en la obra De ratones y hombres y más tarde dio el salto a la televisión con apariciones en la serie St. Elsewhere.
Su carrera despegó en el cine con papeles memorables en los años 80 y 90, consolidándose como uno de los rostros más representativos del cine independiente estadounidense gracias a su colaboración con Tarantino.
Madsen era hijo de Calvin, bombero en Chicago, y de Elaine, escritora y documentalista, quien ganó un Emmy en 1983 por su trabajo en el documental Better Than It Has to Be, sobre la historia del cine en Chicago.
El legado de Michael Madsen queda marcado por su intensidad en pantalla y una carrera que abarcó más de cuatro décadas en cine, teatro y televisión.