Un equipo internacional de arqueólogos y osteólogos ha descubierto en York (Reino Unido) la primera evidencia física de un combate entre un gladiador y un león en el mundo romano.
La investigación, publicada en la revista PLOS One, revela un esqueleto humano con lesiones que coinciden con mordeduras de un gran carnívoro, posiblemente un león, lo que representa la primera confirmación osteológica de este tipo de espectáculos fuera de Roma.
El estudio, dirigido por Tim Thompson, profesor de Antropología en la Universidad de Maynooth (Irlanda), se centró en un esqueleto masculino hallado en el cementerio romano de Driffield Terrace, un lugar previamente asociado con gladiadores debido a sus inusuales características funerarias.
"Durante años, nuestra comprensión de los espectáculos de gladiadores con animales se basaba en textos antiguos y representaciones artísticas. Este hallazgo proporciona la primera prueba directa de que estos eventos tuvieron lugar, lo que transforma nuestra visión del entretenimiento romano en Britania", explica Thompson.
El individuo, de entre 26 y 35 años, presentaba marcas no cicatrizadas en la pelvis, similares a las mordeduras de leones modernos utilizadas en experimentos forenses. Estas lesiones habrían sido fatales y sugieren un enfrentamiento con un gran felino poco antes o en el momento de la muerte.
Lesión en la espina ilíaca izquierda. / Thompson TJU et al.
"Las marcas de mordida probablemente fueron hechas por un león, lo que confirma que los esqueletos enterrados en este cementerio eran gladiadores, y no simplemente soldados o esclavos", afirma Malin Holst, osteoarqueóloga de la Universidad de York y codirectora del estudio.
El hallazgo también sugiere que los espectáculos violentos no eran exclusivos de Roma. Aunque no se ha encontrado aún el anfiteatro romano de York, los investigadores creen que existió uno, y que en él se habrían llevado a cabo eventos similares a los del Coliseo.
"Esta es una contribución importante para desmitificar nuestro pasado romano", añade John Pearce, de King’s College London. "Estas mordeduras son testigos tangibles de la brutalidad de los espectáculos celebrados en anfiteatros de Britania".
El estudio ha sido el resultado de una colaboración entre varias instituciones, incluidas las universidades de York, Durham, Cranfield y King’s College de Londres. Además, resalta la importancia de la investigación interdisciplinaria y el uso de nuevas tecnologías para reinterpretar hallazgos arqueológicos previamente excavados.
"Uno de los aspectos fascinantes de la arqueología es que seguimos haciendo descubrimientos incluso décadas después de una excavación. Esta investigación aporta una perspectiva sin precedentes sobre la vida —y la muerte— de este individuo", concluye David Jennings, director de York Archaeology.
Este hallazgo refuerza la idea de que Britania, a pesar de su lejanía del centro del Imperio, formaba parte integral del mundo del espectáculo romano, con luchas sangrientas que incluían no solo gladiadores, sino también animales exóticos como leones.