En una oportunidad un destructor soviético se entreveró en el medio de su flota y encañonó al buque del almirante. Éste, sin dudarlo, inicio un zafarrancho de combate y dirigió todo su poder de fuego hacia el intruso. Indignado, el capitán del buque soviético le preguntó: ‘¿Qué pretende, iniciar la tercera guerra mundial?’. ‘No se preocupe’, le respondió Kidd, ‘que si la comienzo le prometo que usted será el primero en enterarse’”.
Y agregué: “El problema de las declaraciones de guerra es serio. Felipe Calderón declaró la guerra al crimen organizado a principios de 2007, en un contexto donde subsistían luchas políticas que suelen buscar el poder, las cuales siguen vigentes hasta hoy. Sin embargo, la lucha armada con objetivos políticos suele ser por todo el poder. Cuando en la historia de un pueblo surgen sectores sustantivos dispuestos a exponer sus vidas es porque existen causas para ello. Y ojo: nunca se olvide que el narco está arraigado en la cultura de muchas regiones mexicanas. Aguas”.
Recuerden ustedes que dos días antes fue acribillada la fachada de la Unidad Mixta de Atención al Narcomenudeo (UMAN), ubicada en la colonia Antonio Barona de Cuernavaca, donde cayó abatido un humilde guardia de seguridad, miembro de la tercera edad. Al respecto escribí: “Es importante subrayar que las más recientes operaciones del crimen organizado en la capital morelense difieren en mucho con relación a sus propios ajustes de cuentas o a la eliminación de rivales dentro del narcotráfico. Desconozco si quienes ametrallaron la fachada y portón de las oficinas locales de la UMAN llevaban el objetivo de rescatar a un vendedor de droga”.
“Pero de algo sí estoy seguro: las diferentes células de la delincuencia organizada diseminadas a nivel nacional, sobre todo las asentadas en zonas de alta violencia, integran un gigantesco grupo que, tras la declaratoria calderonista de guerra emitida a principios de 2007, dejó de reconocer cualquier vestigio de legitimidad y autoridad del sistema, estando dispuesto a dar la vida en su empeño por destruirlo. El caso de los decapitados y otras formas de aniquilación entre bandas criminales es algo diametralmente opuesto al hecho de agredir instituciones públicas sin temor. Es aceptar la guerra. Para confirmar lo antes dicho basta mencionar que el ataque a la UMAN de la colonia Barona duró alrededor de 15 minutos sin que ninguna corporación de seguridad pública acudiera oportunamente para enfrentarse a los sicarios, quienes, además, con un vehículo quisieron derribar el portón de las instalaciones. El colmo”.
Hasta aquí la columna del pasado 9 de abril, que hoy cobra absoluta vigencia tras el artero asesinato de Rodolfo Torre Cantú, candidato de la Coalición Todos por Tamaulipas, y quien se perfilaba hacia la gubernatura en los comicios a celebrarse el domingo. Si el grupo agresor se atrevió a atentar contra su vida y la de sus acompañantes, me parece que tenía como objetivo enviar un mensaje bastante claro: “La guerra declarada por Calderón en 2007 no tiene para cuándo acabar. Al menos no para nosotros”.
Dos días lleva el presidente Calderón lanzando exhortos a todas las fuerzas políticas de este país para establecer una mesa de diálogo y cohesionar un frente común en contra del crimen organizado. Efectivamente: creo que el derramamiento de sangre, anteayer, en Tamaulipas, pudiera ser el detonador de una acción más concertada para lograr éxito en la guerra calderonista, pero el escenario no es completamente optimista, pues la política, las discrepancias ideológicas, los intereses grupales, así como la subsistencia de los partidos, están de por medio.
La actual coyuntura es propicia para que determinadas fuerzas se agrupen y preparen, pero hacia la contienda electoral de 2012. El objetivo de las nuevas fuerzas feudales existentes a lo largo y ancho del país es recuperar el poder. Por eso no tengo duda de que han tejido alianzas con células del crimen organizado en su afán por destruir los avances democratizadores. Esos politicastros saben que el narco mantenía una lucha enfocada, primero, hacia estructuras rivales, y que ahora la está dirigiendo hacia instituciones y personajes públicos. Además, observan en varias regiones mexicanas el éxito de algunas bandas en su esfuerzo por conseguir el apoyo popular. ¿Ya nos estamos entendiendo?