Debido a que las condiciones prevalecientes pudieran repetirse en infinidad de regiones de la República Mexicana hoy convertidas en caldos de cultivo para el surgimiento de nuevas células criminales, hoy deseo retomar parte de aquel trabajo, en el ánimo de demostrar que el escenario es idéntico al de determinadas colonias de la zona metropolitana de Cuernavaca, Temixco, Jiutepec, Emiliano Zapata y Xochitepec donde, durante los últimos diez años, anidaron bandas criminales, algunas de ellas involucradas en el múltiple homicidio de Las Brisas (el 28 de marzo de 2011), en que fue victimado Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo del poeta Javier Sicilia Zardaín. Nuestros lectores podrán encontrar fácilmente las similitudes respectivas.
“Sin mayores oportunidades educativas, culturales y de sana recreación, en el norponiente, centro-poniente y suroriente de Ciudad Juárez se concentra la mayor cantidad de pandillas y menores que delinquen. Lo anterior de acuerdo con el Sistema de Información Geográfica de la Violencia en el municipio de Juárez, Chihuahua: Georeferencia y su Comportamiento Espacial en el Contexto Urbano y Rural (Sigvida), coordinado por los investigadores Luis Cervera Gómez y Julia Monárrez Fragoso, del Colegio de la Frontera Norte (Colef), financiado por la Comisión Nacional para Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim)”.
“En el análisis, los investigadores encontraron ‘una relación directa con las zonas donde delinquen menores de edad y las áreas donde se ubican las pandillas, con las zonas donde no hay preparatorias’. Los estudios de violencia en Ciudad Juárez señalan que existe una alta relación de las regiones críticas de la delincuencia juvenil con la falta de equipamiento e infraestructura urbana. El ejemplo más contundente es la falta de escuelas preparatorias donde se da la delincuencia juvenil. Es importante destacar que el promedio de edad del delincuente juvenil es de 16 años, la edad en que deberían estar estudiando en el nivel medio superior. Pero no sólo es la falta de escuelas, también la oportunidad de accesos a instalaciones recreativas”.
“Es evidente la falta de parques o áreas verdes, estadios, cines, dependencias, bibliotecas, hospitales. Y estos déficits coinciden con las regiones críticas o hotspots, donde se propician o se generan las condiciones urbanas que conducen a que los jóvenes delincan.
Para detectar las zonas en donde habita la mayoría de los delincuentes juveniles se tomó como referencia un total de dos mil 456 menores que cumplieron alguna sentencia dentro de la Escuela de Mejoramiento Social para Menores (EMSPM) del 2007 al 2010, de ellos 213 casos son mujeres, que equivalen el 8.68 por ciento”. Cualquier parecido con quienes están recluidos en el CEMPLA de Alpuyeca no es coincidencia, sino parte de la realidad.
“Los resultados arrojaron tres zonas importantes en función al número de casos. La primera es el norponiente, con las colonias Anapra, Ampliación Fronteriza, Felipe Ángeles, Plutarco Elías Calles y Chaveña, con un importante número de casos. El segundo sitio o zona crítica se encuentra en el centro-poniente, en las colonias División del Norte, Granjas de Chapultepec y Aztecas. Mientras que el suroriente conforma la tercera región crítica, con las colonias Riberas del Bravo, Tierra Nueva, Parajes de Oriente, Hacienda de las Torres, Morelos III y Héroes de la Revolución”.
“Se encontró además que el 94. 74 por ciento de los menores delincuentes cae en un rango de edad de 14 a 17 años. El 34.11 por ciento de los jóvenes tenía 17 años, el 28.89 por ciento tenía 16 años, el 20.29 por ciento 15 años y el 11.45 por ciento 14 años.
Dentro de la población de la EMSPM se estima que el 46.9 por ciento de los hombres tiene un rezago o un déficit en su educación, al tener una edad no óptima para su nivel de estudio o tener la mayoría de edad y no haber terminado la educación básica”. Una coincidencia más con nuestro CEMPLA.
Un total de 776 menores, equivalente al 31.6 por ciento, no tenía ningún tipo de ocupación, o sea que era “nini”, como se conoce a aquellos que ni estudian, ni trabajan. De las mujeres, el 51.6 por ciento perteneció al grupo de las "ninis", o sea el 29.1 por ciento. “México sufre una época donde el Estado y la sociedad se ven débiles en su lucha contra el crimen organizado, el cual ha tomado los espacios públicos de varias ciudades de nuestro país, y en particular en Ciudad Juárez”, señala el estudio.
En el caso de las pandillas persisten los problemas en el poniente de Ciudad Juárez, sin embargo hay una intensificación en las zonas del suroriente, porque no existen las condiciones para una buena calidad de vida y para que los jóvenes se integren en otras actividades. Existen niños de siete, ocho años que se van reuniendo y son liderados por uno más grande; y se vuelven susceptibles a ingresar a una pandilla que ya esté bien formada en la colonia. Se organizan en un grupo de seis, siete, ocho de ellos y empiezan a delinquir, tal vez por juego, por emoción, por reto, para ver qué dicen las muchachas de ellos, para que vean los demás que eres muy valiente, y se atreven a delinquir.