El lunes, tras los importantes comicios, tuve la oportunidad de entrevistar a Juan Angel Flores Bustamante, presidente del Comité Directivo Estatal del PRD en Morelos, quien aseguró: “Vamos por la gubernatura de Baja California Sur”. Obviamente, la euforia perredista predominaba por todos lados.
Pero vinieron los comicios gubernamentales de Baja California este domingo 6 de febrero, con un resultado opuesto, aunque inmerso en la misma podredumbre política y partidista de Guerrero: con el 100 por ciento de las actas computadas, Marcos Covarrubias, ex perredista de pura cepa, fue el ganador de las elecciones para gobernador. Abanderó al Partido Acción Nacional (PAN) coaligado con un partido local. Obtuvo el 40.35 por ciento de la votación (alrededor de 98 mil votos), mientras el representante de la coalición PRI-PVEM, Ricardo Barroso, consiguió el 33.52 por ciento de unidades, o sea 81 mil votos. Y Luis Armando Díaz, del PRD y sus aliados de siempre, pasó al tercer lugar con el 21.41 por ciento de la votación total (51 mil sufragios). Este último fue el candidato impulsado por el todavía gobernador Narciso Agúndez, quien pasará a la historia por haber sido “derrotado” en los comicios del domingo, luego de 12 años de gobiernos emanados del Partido de la Revolución Democrática. Así las cosas, la clase política perredista de Morelos no tiene nada que celebrar, y ha preferido el silencio. Nadie festina nada.
¿Cuál es el escenario en que se desenvuelven y desenvolverán nuestros ínclitos políticos locales durante los meses venideros, estimados lectores? Recuerden que Morelos se adentra cada día más en la efervescencia partidista, pues el año próximo, exactamente el primero de julio, habrá elección de gobernador.
Me parece, pues, que la constante tendrá relación estrecha, no con la actividad propia de la señora Warren, el personaje de Bernard Shaw que, según expertos, es la profesión más antigua del mundo. Pero sí con un tipo de prostitución, no vinculada al sexo, sino a un fenómeno (tampoco nuevo) que la sociedad mexicana empieza a ver como algo “normal”: la prostitución política o el cambio de banderas electorales a cambio de prebendas dentro de ámbitos del poder público.
Hurgando por la red de redes encontré un interesante artículo, sin firma, en la revista electrónica “Filos”, titulado “Prostitución Política en Guerrero”. Entre otras cosas indica que el actor estadounidense Groucho Marx acuñó con humor, en los años de la década de 1950, una frase que resume la práctica política de nuestros días en México: “Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”.
“El pasado 30 de enero, en Guerrero, al cuarto para las doce de la elección de gobernador, hubo comentaristas que se rasgaron las vestiduras y hablaron del asco que provoca la política huérfana de principios que ahí se practicó. Hermanados por intereses personales y de grupo, los partidos que conforman la clase política mexicana ya no se distinguen unos de otros y se mezclan sin pudor en una especie de promiscuidad electoral, mientras hablan de democracia y se reparten candidaturas y cargos con jugosos salarios”.
“Guerrero, no obstante la violencia y el atraso social, sigue siendo un jugoso botín económico y electoral, sobre todo Acapulco por su potencial turístico, donde los gobernantes pueden hacer todavía negocios jugosos y eso lo saben Aguirre Rivero, quien ya fue gobernador, y Manuel Añorve, alcalde con licencia de Acapulco, ambos de la línea del ex gobernante Rubén Figueroa Alcocer”. Hasta aquí la referencia a la revista “Filos”.
Empero, la elección de anteayer en Baja California Sur apuntaba a una clara derrota del PRD y una competencia cerrada entre el ganador (por el PAN), el ex perredista Marcos Covarrubias, y el priísta Ricardo Barroso. Sin embargo, a estas alturas del “triunfo panista” ya hay observadores locales que consideran a esta como una victoria del mandatario Agúndez. Será el sereno, pero aquella entidad federativa, tierra de bellezas naturales singulares, paraíso turístico y residencial de miles de norteamericanos que lo consideran suyo, fue el escenario de un episodio más de la comedia de enredos producidos desde el año pasado por los partidos políticos y sus camarillas dirigentes, hermanadas por su voraz interés en el dinero y los grandes negocios.
La prostitución política en su máximo esplendor. Y hacia allá se perfila Morelos, donde ya se habla respecto a una alianza del PAN con el PRD determinada por las cúpulas nacionales. Asimismo, cunden los rumores sobre cambios espectaculares en nuestra entidad.