Y como los festejos se prolongan hasta acabar el año, no está por demás insistir en la necesidad de evitar los excesos a la hora de las fiestas, sobre todo porque las consecuencias pueden ser trágicas.
El recuento periodístico señala que no han abundado los accidentes mortales y espero que así se mantenga hasta el fin de temporada.
El alcohol y el volante no se pueden mezclar y corresponde a nosotros los adultos ser muy claros y firmes con los jóvenes.
Es muy triste que en estos tiempos de celebración haya hogares enlutados. Con el trabajo y la previsión de todos se puede evitar y estoy seguro de que en los hogares de todos ustedes, amables lectores, reinará la prudencia.
También estoy seguro que estarán en esta época y todos los meses llenos de amor y cordialidad.
Y si no lo están, mis deseos para esta navidad son que la dicha se derrame en ustedes y sus familias.
Les deseo lo mejor y que el amor y la felicidad hagan un derroche.
¡Feliz Navidad!