Asimismo, son muchas las voces que se han escuchado, expresadas no sólo por quienes integran una sociedad molesta por la paulatina adaptación de las autoridades municipales a la nueva dinámica del servicio, sino además por una pléyade de políticos opositores a Martínez Garrigós, interesados en agredirlo debido a su rentabilidad electoral. Desglosemos.
Me parece que el conflicto de la comuna y PASA, al igual que los ha confrontado la empresa por igual en infinidad de ciudades donde proporciona o ha proporcionado sus servicios, tiene tres vertientes: el aspecto económico, la interferencia política y el impacto jurídico. Pare usted de contar.
Tocante a lo económico, Martínez Garrigós se ha esforzado, hasta el fastidio, para demostrar los antecedentes de un contrato ventajoso a favor de PASA (casi 9 millones de pesos mensuales) signado en tiempos diferentes, con autoridades panistas y padeciéndose las secuelas de una contingencia ambiental gestada desde finales de 2005 por la miopía de las autoridades municipales en turno, encabezadas allá y entonces por el actual senador Adrián Rivera Pérez. Por si ustedes no lo saben, la insensibilidad para atender las necesidades de ejidatarios de Tetlama y Cuentepec (en cuyas tierras se confinó la basura de nuestra capital durante tres décadas), consistentes en la falta de 20 mil pesos destinados a determinadas festividades religiosas, mismos que les negaron los funcionarios otrora responsabilizados de los servicios públicos municipales, detonó la crisis de la basura a finales de septiembre de 2006. La gente de Tetlama y Cuentepec no aceptó más basura de Cuernavaca en el famoso “Socavón”.
Las decisiones de Jesús Giles Sánchez, alcalde de Cuernavaca a partir del 1 de noviembre del mismo año, fueron el colofón en una cadena de errores. La mayoría de aquellas determinaciones se desprendieron de la angustia por resolver la acumulación de centenares de toneladas de desechos sólidos a lo largo y ancho de la ciudad, tal como simultáneamente lo vimos en varias localidades italianas azotadas por una huelga de trabajadores del servicio de limpia. La diferencia fue que aquí nos quedamos sin un lugar para el confinamiento de la basura, que Giles, paulatinamente y a un alto costo, resolvió hasta comprometerse con PASA en el contrato leonino que hoy rechaza Martínez Garrigós. A lo largo de dos décadas en que regiría la concesión, los cuernavaquenses habremos de pagar a PASA alrededor de 3 mil millones de pesos. Increíble, pero cierto. Cuernavaca es la ciudad donde la empresa aplica las más altas tarifas. Y a las pruebas me remito.
Asimismo, tenemos la sistemática agresión al alcalde de la capital morelense por quienes lo consideran uno de los más fuertes aspirantes a la candidatura gubernamental del PRI hacia las elecciones de 2012. En este aspecto varios grupos opositores al Revolucionario Institucional y a la rentabilidad electoral del edil, pretenden subestimar su juventud y exponerlo ante la opinión pública como inexperto para gobernar. Le promueven un daño de imagen a fin de desgastarlo y sacar raja de ello. Si algo no le perdonarán sus detractores, sobre todo los panistas, es que después de tres intentos por llegar a la presidencia municipal, Manuel terminó con casi 12 años de gobiernos emanados del partido blanquiazul. Hoy lo importante es agredirlo. Y me parece que la estrategia no cesará a pesar de que el alcalde priísta resuelva la actual problemática de la recolección, traslado y confinamiento de la basura. Sus oponentes siempre buscarán formas de minarle la resistencia, porque así es la política.
La definición sociológica de la agresión nos confirma nuestra reflexión: es un acto, comportamiento o acción de un individuo o de una colectividad, dirigido conscientemente a dañar, someter, disminuir, herir física o psíquicamente a otro individuo o colectividad de manera arbitraria o ilegítima desde el punto de vista de la víctima o del sistema social de la que forma parte. En política, la agresión tiene como objeto disminuir la influencia de determinado personaje entre la base social o un electorado.
Y finalmente diré que en cuanto al componente jurídico, PASA contrato los servicios de un excelente vocero: Guillermo Pasquel Hernández, actual abogado defensor de Luis Angel Cabeza de Vaca, ex secretario de Seguridad Pública de Morelos, preso en Nayarit por supuestos vínculos con el cártel de los hermanos Beltrán Leyva. Sobran los comentarios al respecto. A ver.