Los cadáveres fueron descubiertos el martes 24 de agosto por elementos de la Armada de México, gracias a “un afortunado hecho de sobrevivencia de una de las víctimas de la masacre, lo cual permitió el hallazgo e hizo posible la explicación de lo ocurrido que, de otra forma, hubiera requerido más tiempo y que quizás nunca habría llegado” (Farah Gebara).
Según las primeras declaraciones del migrante sobreviviente, originario de Ecuador, las autoridades federales supieron que el ataque, posterior a un secuestro masivo, fue protagonizado por integrantes del grupo delictivo conocido como los “zetas”, cuyos jefes ordenaron el fusilamiento ante la negativa de los cautivos para convertirse en sicarios a su servicio. Otras versiones indican que los migrantes no lograron pagar ningún rescate a los criminales.
“Los 72 cadáveres son de indocumentados que pretendían cruzar la frontera en busca de mejores condiciones de vida. Habían atravesado prácticamente todo el territorio nacional, desde Chiapas hasta Tamaulipas, y estaban por llegar a la frontera cuando fueron secuestrados por un grupo armado”, indicó Farah Gebara. El ex funcionario de la CNDH, quien dos veces ha recorrido la ruta de los migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos, ha escrito dos libros sobre el tema y formado parte del grupo redactor del “Informe especial sobre secuestros en contra de migrantes” (entregado al gobierno de la república en enero de 2009), agregó que el delito es ya una industria más del crimen organizado, que le reditúa entre 50 y 70 millones de dólares anuales. Tomando como base estadísticas que obran en poder de organizaciones civiles dedicadas a investigar el ilícito, al año se cometen 20 mil secuestros de migrantes, para lo cual es indispensable comprender una intrincada red de complicidades, desde el río Suchiate, hasta el río Bravo.
Entrevistado este jueves por José Cárdenas, el ex visitador de la CNDH señaló las causas por las cuales no se ha logrado eliminar la problemática, ni se conseguirá mientras no se transformen radicalmente las instituciones involucradas. Lo anterior nos lleva a concluir que la delincuencia organizada de este país se vale de la relación entre el delito y el poder público. El secuestro de migrantes confirma que el crimen organizado mantiene negocios sin escrúpulos, muy potentes, pues responden a intereses creados movilizando miles de millones de dólares. El problema de la delincuencia organizada en México no es nuevo; sin embargo, el crimen y la impunidad llegaron a un grado tan alto que le fue imposible al gobierno ocultar este problema... se ha convertido en el pan de todos los días ver noticias que hablen sobre temas de asesinatos a políticos o personas relacionadas con el narcotráfico.
Escuchar a Mauricio Farah en el programa de José Cárdenas nos generó la siguiente pregunta: ¿Quiénes están detrás del secuestro de migrantes? ¿Es la misma red de complicidades que en otras ramificaciones del crimen organizado? Me parece que sí. Desde Chiapas hasta Tamaulipas existe una cadena cuyo principal eslabón es la corrupción. Se incluye a autoridades federales (por ejemplo del Instituto Nacional de Migración), corporaciones policíacas federales, estatales y locales, así como agentes del Ministerio Público. Todos, de alguna forma u otra, aliados a bandas delincuenciales.
Hay algo repugnante en aceptar que la delincuencia organizada viene del poder. No puede haber contrabando en gran escala, sino a la sombra de la Secretaría de Hacienda. No puede haber narcotráfico, sino a la sombra de la policía, el ejército y la PGR. No puede haber giros negros, sino a la sombra de autoridades municipales. No puede haber secuestro de migrantes, sino a la sombra de funcionarios corruptos del Instituto Nacional de Migración. Mauricio Farah comentó que los secuestros de migrantes son cotidianos, y en la inmensa mayoría de tales hechos prevalece la impunidad; en otros, ni siquiera se sabe que ocurrieron.
¿Cuántas “narcofosas” habrán tenido relación con el tema, convertido después por las autoridades federales en hechos simples, ligados a la delincuencia organizada? Me parece que jamás lo sabremos. Por lo demás, es evidente que el gobierno mexicano ha fracasado en la atención a los residentes temporales que se encuentran en nuestro país sin importar los documentos migratorios, sino la vida.