Me refiero al pronóstico de siempre en la principal central de abasto a nivel estatal: el mercado “Adolfo López Mateos” de Cuernavaca, que ayer amaneció con la presencia de las autoridades municipales -encabezadas por el alcalde Manuel Martínez Garrigós- atendiendo la contingencia, pero alterado gravemente en su vida interna, caracterizada a diario por una gran movilidad y frecuentes transacciones económicas.
Si bien es cierto que la conflagración, iniciada debido a un corto circuito, fue controlada durante la madrugada del domingo, también es verdad que los comerciantes del “ALM” siempre han vivido con el “Jesús en la boca” debido a las condiciones de inseguridad prevalecientes ahí desde hace lustros. El mercado fue fundado el 7 de mayo de 1964, pero a temprana edad, en la década de los setenta, ya presentaba los síntomas de anarquía y riesgos actuales. Y ninguna autoridad federal, estatal o municipal ha resuelto a fondo la problemática. El “ALM” sigue siendo el prototipo del los agravios sociales, no obstante las reiteradas promesas para modernizarlo.
Simplemente el sábado mismo, por la mañana, el alcalde Martínez Garrigós inauguró la remodelación de sanitarios en el multicitado mercado municipal, y refrendó el compromiso de su administración por dignificar al centro de abasto más importante del estado, ya sea por medio de recursos públicos o a través del apoyo de esquemas de financiamiento nacionales e incluso internacionales. En dicha obra se invirtieron alrededor de 800 mil pesos, pero lo que el “ALM” necesita, y con urgencia, son recursos multimillonarios, o de plano decisiones drásticas, a fin de desconcentrar todas sus actividades económicas hacia una red modernizada de mercados periféricos, capaces de competir con las grandes cadenas de tiendas de autoservicio y departamentales. En fin.
Por cierto, algo que volvió a brotar mientras se organizaban las primeras acciones contra el siniestro, fue la precaria situación de los bomberos de Cuernavaca, actualmente dedicados a conseguir recursos mediante una colecta que los proyecta como mendigos. Tan grave fue el nivel del fuego, que las autoridades municipales debieron pedir el apoyo de bomberos de Jiutepec, Yautepec, Temixco, Cuautla y Emiliano Zapata, e incluso del Distrito Federal. Hace unos días fue presentado el Atlas de Riesgos de la Dirección de Protección Civil a nivel estatal, donde, definitivamente, no se incluyó el precarismo de los heroicos servidores públicos cuernavaquenses y de otras localidades. A pesar de la hermandad entre algunas ciudades norteamericanas y Cuernavaca, a través de la cual se nos han obsequiado carros-bomba y equipo de desecho, tampoco ninguna autoridad federal, estatal o municipal ha atendido la problemática como una adecuada política pública. Ni modo. Aquí nos tocó vivir.
Cambiando de tema me referiré a la intervención del senador Graco Ramírez Garrido Abreu, ante los diputados federales de Morelos y a sus pares en el Senado de la República, para la conformación de un frente común por la educación en nuestra entidad, de cara a la discusión de la ley de ingresos y presupuesto de egresos para el año 2011. No se olvide que estamos a escasas semanas para que el Ejecutivo federal presente, en tiempo y forma, sus proyectos respectivos. Dichos legisladores apenas están a tiempo de diseñar la estrategia respectiva y definir los montos a solicitar.
Mediante misivas que fueron entregadas en San Lázaro y en la Torre azul, respectivamente, Graco Ramírez explica la urgencia de atender el problema de la deserción, que a partir del nivel secundario y hasta la universidad genera miles de jóvenes que dejan de estudiar y por añadidura, no tienen oportunidades de trabajo. Por ello, invitó a los representantes de Morelos ante el Congreso de la Unión a buscar salidas a tal situación, pues considera que entre 70 y 80 mil jóvenes en situación de carencia de oportunidades representan la base estructural de la grave crisis de inseguridad que todos padecemos. Para refrendar lo anterior comentaré que, hasta el momento de redactar la presente columna, se tenían datos extraoficiales en el sentido de que los cuatro decapitados que fueron localizados al filo de las cinco horas de ayer en el puente del fraccionamiento Tabachines, en Cuernavaca, eran jóvenes. Probablemente sucumbieron ante el ofrecimiento de dinero fácil por parte del crimen organizado. La cantidad de ejecutados en lo que va del año ya llegó a 192. La mayoría eran jóvenes.