El día 7 de marzo del año 2023 el jurado del galardón más importante de la profesión de arquitectura, el premio Pritzker, dio el fallo a favor del arquitecto británico David Alan Chipperfield.
David Chipperfield nació en el año de 1953 en la ciudad de Londres, Inglaterra, sin embargo, creció en una pequeña comunidad llamada Devon, al sur de Inglaterra. Su primer acercamiento a la arquitectura se dio precisamente en el lugar que creció, quedando impresionado de la arquitectura vernácula con la que el convivía.
“Creo que la buena arquitectura proporciona un entorno, está ahí y no está ahí. Como todas las cosas que tienen un gran significado, son a la vez primer plano y segundo plano, y a mí no me fascina tanto el primer plano. La arquitectura es algo que puede intensificar, apoyar y ayudar a nuestros rituales y nuestras vidas. Las experiencias de la vida que más me atraen y disfruto son aquellas en las que las cosas normales se han convertido en especiales, en lugar de aquellas en las que todo gira en torno a lo especial”.
Fue en el año de 1976 que Chipperfield se graduó de arquitecto por la Kingston School of Art y en 1980 por la Architectural Association School of Architecture de Londres. En esta última universidad potencializo su sentido crítico sobre la arquitectura, situación que lo llevo a profundizar en el significado de ella.
Con el paso del tiempo sus proyectos fueron cada vez más importantes a nivel mundial, impulsando la mejora del medio ambiente y la reducción de las desigualdades sociales. En cuatro décadas ha construido un centenar de proyectos de diferentes escalas y en geografías totalmente opuestas, entre ellas, edificios cívicos, culturales y académicos hasta residencias y planes urbanísticos en toda Asia, Europa y Norteamérica.
“Como arquitecto, soy en cierto modo el guardián del significado, la memoria y el patrimonio. Las ciudades son registros históricos, y la arquitectura después de cierto momento es un registro histórico. Las ciudades son dinámicas, por lo que no se quedan ahí sentadas, sino que evolucionan. Y en esa evolución, quitamos edificios y los reemplazamos por otros. Nos elegimos a nosotros mismos, y el concepto de proteger solo a los mejores no es suficiente. También se trata de proteger el carácter y las cualidades que reflejan la riqueza de la evolución de una ciudad.”