Cuernavaca, Morelos.- El riesgo de que la fiebre amarilla llegue a México es prácticamente inevitable, pero su aparición en territorio nacional no se prevé con brotes -como sí sucede en Sudamérica- pues el mosco transmisor es distinto al que circula aquí. Así lo externó el experto en la materia, Mario Henry Rodríguez López.
En entrevista para La Unión de Morelos, el investigador emérito del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) también alertó que la vacuna contra el dengue que está en el mercado todavía no es efectiva.
Aseguró que en términos generales ha disminuido la prevalencia de enfermedades como el dengue, y la incidencia de Chikungunya y zika fue mucho menor a lo que se esperaba, de modo que el país sí está preparado para el manejo de la fiebre amarilla en el sistema de atención médica.
El especialista, reconocido a nivel nacional e internacional, apuntó que las citadas enfermedades son transmitidas por el mismo vector (que es un mosco), pero destacó que no es del mismo tipo o igual susceptibilidad del que se ha observado en la selva de Sudamérica. En esa región del continente se están presentando casos de fiebre amarilla con altas tasas, como en Brasil y Colombia.
Incluso la Secretaría de Salud emitió una alerta de viaje para quienes viajen a esa zona, con el propósito de que tomen las precauciones pertinentes
El doctor Henry Rodríguez (quien cuenta con estudios de posgrado en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres y postdoctorales en la Escuela de Salud Pública en la Universidad Harvard) explicó que todavía falta que se adapte el virus al vector que sí circula en México.
Aseguró que, como otras enfermedades, se espera que llegue en algún momento a México, especialmente por vía de contagio en humanos, es decir quienes se desplazan a alguna zona de alta incidencia y pudieran regresar con el virus.
“Es lo más seguro, que llegue, pero lo más importante es si se puede contener” apuntó tajante al sostener que sí existe capacidad del sistema de salud en México, pues contamos con “el mejor sistema de vigilancia entomológica del mundo”. En la salud pública el aspecto fundamental es que no haya contagios masivos, o fuera de control, cuya capacidad de atención médica sea rebasada por la demanda.
Dejó en claro que en el control de la fiebre amarilla (en el caso de que llegue a México) como sucede con otras enfermedades como dengue, Chikungunya y zika, es fundamental la participación de la población para acabar o minimizar la presencia del vector: “los mosquitos los tenemos porque la gente permitimos que crezcan en casa. Si la comunidad no participa, puede hacer todo lo que quiera el gobierno como rociar insecticida, la descacharrización, pero siempre van a haber mosquitos. Este es un asunto de corresponsabilidad”.
En otro orden de ideas, alertó que la vacuna contra el dengue que está en el mercado no es recomendable. Incluso dejo en claro que podría potenciar los casos de esa afección.
“La vacuna que hoy tenemos contra el dengue todavía no es efectiva (de manera generalizada); es efectiva pero solo si a usted ya les ha dado dengue, entonces ¿cómo sabemos, que usted ya lo tuvo?, se trata de una especie de refuerzo” expresó con firmeza.
Recordó que, en el 75 por ciento de los casos, el dengue no da síntomas, de tal manera que no es posible saber a quién vacunar.
Cuestionado sobre si es recomendable usar dicho biológico- hasta ahora solo disponible en el sector privado-, el doctor Rodríguez López respondió tajante: “No, yo no la recomendaría para nada, porque los del sector privado no saben exactamente la historia del paciente, si ha tenido dengue o no, y la posibilidad de que una vacuna cómo esta pudiera potenciar casos graves, es una posibilidad”.
Subrayó que el INSP como institución no aprueba esa vacuna, y como tal no colaboró en su lanzamiento al mercado. Abundó que hay un solo investigador que colaboró, “pero el instituto como tal, jamás”.
Existen otras vacunas contra el dengue que están en estudio en otras instituciones, pero todavía no está probada y quizá podían faltar dos años para contar con un biológico confiable.