Luego de que el mandatario federal presentó las diez acciones a implementar para mejorar el sistema de procuración y administración de justicia, el responsable de la seguridad de Morelos señaló que son necesarias las reformas constitucionales y particularmente la referente a la  devolución a las entidades federativas de control de la seguridad.

Expresó que si bien Morelos es el modelo de la implementación de Mando Único, una de las dificultades que enfrenta es la traba legal que representa el artículo 115 constitucional, que actualmente faculta a los municipios el control de la seguridad pública.

“Este anuncio del día de hoy  del señor presidente viene a aliviar, a solucionar ese hueco, esa laguna que tenemos todavía en la entidad, (es necesario) quitarle esa facultad a las autoridades municipales particularmente del control de la seguridad pública de sus áreas geográficas o jurisdiccionales, y esto nos va, en el caso de Morelos, a avanzar mucho más rápido que en el resto de las entidades porque nosotros ya estamos trabajando con una implementación operativa como nadie más en otro estado de la república”, dijo.

Capella Ibarra señaló que regresar a las entidades el control de la seguridad, ayudará a contrarrestar el crimen y a restaurar el orden en los lugares del país donde hay ingobernabilidad.

“Hay un sentido de ingobernabilidad en muchas zonas del país, particularmente en las zonas alejadas de las áreas metropolitanas, un desgobierno  lamentable y ahora con este control va haber un compromiso en donde en lugar de estarle pidiéndole cuentas a dos mil 500 titulares de los municipios, se le va a pedir cuentas a 32 titulares de los estados”.

Tras la experiencia de implementar el Mando Único en 26 de los 33 municipios de Morelos, señaló que otros estados enfrentarán dificultades y resistencias ante una evidente infiltración del crimen en las policías.

Aseguró que uno de los principales retos de los estados de Guerrero, Tamaulipas, Jalisco y Michoacán (donde el mandatario federal anunció operativos especiales con las fuerzas federales) para implementar el Mando Único, es depurar las corporaciones y conservar la información de las operaciones de grupos delictivos.

“La parte en la que hay que poner más atención es el tema del recurso humano finalmente, el tema del equipamiento, el armamento. El recurso humano, la riqueza e información que manejan los policías, que se van a sumar a estos esquemas de las policías únicas estatales es verdaderamente impresionante, de ahí obviamente va haber un desajuste porque muchos de esos policías tendrán que irse”.

El jefe policiaco afirmó durante la depuración de la futura implementación del Mando Único, los estados encontrarán que las policías municipales incluso comparten espacios con organizaciones criminales, como ocurría en Morelos.
“Eso habla de una organización perfectamente amafiada, que igual le fue servicial a un grupo delictivo, que a otro, y son elementos que conocen mucha historia de las actividades criminales y que nunca se les ha puesto orden, y que los mandos que en la época contemporánea llegaron a dirigir ahí, terminaron aliándose con ellos evidentemente por esa lamentable, desafortunada hermandad, perversa policiaca que ha existido en esos municipios”.

La salida de elementos, advirtió, será enorme porque tan sólo en Morelos se detectó que la mayor parte de los elementos policiacos no tenían ni siquiera un curso básico para ejercer sus funciones.

“Les voy a dar un dato muy contundente, yo me encontré en Morelos que el 70 por ciento de los policías morelenses no pasaron por el curso básico de formación policial, es decir, los alcaldes de hace 20 años, de hace 17, reclutaron al primo, al sobrino, al ahijado, al compadre y los hicieron policías”.

El problema, dijo, es que en ese entonces no había reglas y estas comenzaron a aplicarse y aparecer apenas en el 2006, y se puede decir que el tema de la depuración de las policías en los municipios apenas tiene ocho años, es decir, es un periodo muy corto y los policías que integran las corporaciones municipales tienen en promedio 10 a 15 años de antigüedad.

Incluso en los municipios pequeños de Morelos, la costumbre hasta el 2012, era que una vez que terminaba el periodo del alcalde renunciaban todos los policías, y el alcalde entrante recontrataba a nuevos policías, muchos de ellos civiles sin preparación alguna.