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La importancia de educar en equidad de género

Adriana Vera Orozco
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Una de las primeras preocupaciones de las parejas que viven un embarazo es, saber pronto, si tendrán un niño o una niña. Una actitud que parece inocente, mera ilusión para imaginar el futuro, está llena de una carga social importante. Ahí es donde empiezan las diferencias y las expectativas: decorar todo rosa o azul, imaginarle jugando futbol o vestida de princesa, comprar cochecitos o muñecas, anhelar que sea la nena de papá o el niño de mamá.

Si bien es cierto que existen diferencias evidentes e irrevocables entre géneros, también es innegable que muchas de las conductas o preferencias definidas como masculinas o femeninas son en gran parte determinadas por prejuicios sociales y que estos frenan un cambio social significativo. Es necesario revisar desde la cuna las actitudes que tenemos hacia ellos y los mensajes que están recibiendo nuestros niños y niñas en la casa, en la escuela y en los medios.

Según un reporte realizado por Common Sense Media ( una plataforma parental para la revisión de los contenidos infantiles) que abarcó más de 150 artículos, entrevistas, libros y otras formas de investigación social y científica, los estereotipos de género en las películas y las series de televisión son más que persistentes y les están enseñando a las niñas y niños qué es lo que se espera de ellos. Esto empieza tan temprano como los dos años de edad y sigue creando impacto hasta la adolescencia, resultando en profundas consecuencias con respecto a su autoimagen y a su desempeño social.

Una crianza carente de mensajes de equidad de género equivale a perpetuar condiciones sociales adversas. Sin ir más lejos, en nuestro país slas mujeres ganan 30% menos que los hombres, ocupan solamente el 18% de las cúpulas directivas en nuestro país y al año pasado, de los 32 estados de la república solo había una mujer gobernadora.

Por otra parte, este tipo de conductas aleja a los hombres de su sensibilidad lo cual muchas veces resulta en actitudes violentas: más del 60% de las mujeres en México sufren algún tipo de violencia (física, sexual, emocional). La educación machista priva además a los hombres de la posibilidad de realizar actividades que balancearían el orden social, como hacerse cargo de los hijos y de las tareas domésticas.

Lograr un equilibrio así no solamente generaría un mejor ambiente social y familiar, también le daría más oportunidades laborales a las mujeres y reduciría la presión social machista y económica que suele recaer sobre los hombres.

El problema es complejo y está profundamente arraigado en demasiado ámbitos, pero buscar la equidad es ante todo un derecho humano y una condición indispensable para lograr el desarrollo. Esto es algo urgente ya que según el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), al ritmo actual, erradicar a nivel global la desigualdad entre ambos géneros tardará al menos 100 años.

Como madres y padres, hay varias cosas que podemos hacer en casa. Algunas de ellas son:

1. El ejemplo arrastra

Podemos decir misa que si lo que nuestros hijos e hijas crecen viendo es otra cosa, de nada servirán las palabras. Hay que revisar cómo vivimos nosotros estos roles.

Algunas de las preguntas que es necesario hacernos son:

¿Quién toma las decisiones importantes en casa? ¿Cómo se dividen las responsabilidades en casa? ¿Es equitativa la repartición de tareas y la contribución económica? ¿Cómo se resuelven los conflictos?

Es absurdo esperar que las nuevas generaciones hagan las cosas de distinta manera si lo que ven en su casa son los roles más tradicionales. Nuestra generación nació y creció sin ningún tipo de conciencia de equidad de género y sin embargo hemos sido nosotros los que hemos tenido que empezar a mover esto, porque así nos funciona mejor pero también para que nuestros hijos e hijas vivan otra realidad. Es nuestra obligación seguir construyendo desde casa.

2. Observar, escuchar y corregir

¿Qué están viendo tus hijas e hijos en la televisión y en su entorno social general? ¿Cuáles son los mensajes que reciben ? ¿Cuáles son los que más los impactan y aquellos que repiten?

Hay que estar muy pendientes de esto y eliminar por completo cualquier expresión peyorativa a lo asociado con lo femenino. Por ejemplo, "juegas al futbol como niña" o "peleas como una mujer", "los niños no lloran", "los hombres no usan rosa", "esos juguetes son de niña".

También cualquier criterio que dé valor a lo femenino por definirlo únicamente como bello o frágil, o a lo masculino por ser considerado fuerte o determinado.

3. Darles opciones fuera de lo tradicional

Las sociedades han atribuido características a los géneros que no tienen una base objetiva o siquiera natural, por lo que enseñar que no existen límites biológicos para la mayoría de las actividades que se quieran realizar es de vital importancia; tanto niñas como niños tienen los mismos derechos a sentir, hacer y ser lo que deseen en su vida, sin preocuparse por cómo encaja eso en su género.

Este estudio de la UNESCO, por ejemplo, muestra cómo a pesar de los esfuerzos considerables realizados durante los últimos decenios con miras a reducir la brecha entre géneros en lo relativo a la enseñanza de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) aún persisten grandes desigualdades.

He ahí una gran área de oportunidad para empezar.

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